Una primera impresión que podemos llevarnos al oír estos conceptos es que probablemente solo sea una estrategia de marketing diseñada por la industria para potenciar sus PaaS o SaaS.
Viejos conocidos pueden entrar fácilmente en esta categoría: herramientas como los conocidos ETLs (Kettle de Pentaho, Talend OpenStudio o SQL Server Integration Services), o los clásicos CMS (Joomla, Drupal, Wix o WordPress) o algunos gestores documentales (Sharepoint o Alfresco); solo por entregar algunos casos, son claros ejemplos de herramientas No-Code o Low-Code.
Desde el 2020 venimos escuchando estos términos, que han aparecido en repetidos cuadrantes tecnológicos, difundidos por las grandes consultoras internacionales. Pero hay algo más allá que solo una moda, estas herramientas viven un boom debido a la escasez (y probablemente alto costo) de desarrolladores de aplicaciones para poder abordar las múltiples necesidades y desafíos que presentan actualmente las organizaciones en materia de digitalización de sus procesos.
¿De qué estamos hablando?
Tanto las plataformas No-Code como las Low-Code permiten crear aplicaciones personalizadas de una manera ágil, sencilla, a bajo costo y donde no es necesario contar con profundos conocimientos de desarrollo de software. Generalmente presentan un entorno visual en donde fácilmente se pueden arrastrar y combinar distintos componentes.
La diferencia entre estos dos conceptos es que, por un lado, para las herramientas Low-Code es necesario contar con conocimientos de programación, ya que están enfocadas en facilitar el trabajo del desarrollador de software, disminuyendo las líneas de códigos necesarias para lograr algún objetivo, gracias a sintaxis simplificadas. Por otro lado, las herramientas No-Code permiten que cualquier persona (generalmente del mundo empresarial) puedan crear sus propias soluciones de software, sin contar con ningún conocimiento de programación.
Algunos ejemplos
Dentro de las herramientas No-Code más conocidas:
- WebFlow: permite la creación y alojamientos de sitios web.
- Mailchimp: para la automatización de marketing, principalmente mediante email.
- Parábola: ayuda a la automatización de procesos o creación de workflows.
- Voiceflow: para la creación de asistentes mediante voz.
- Landbot: permite la creación de chatbot.
- Thunkable: para la construcción de aplicaciones móviles.
- Zoho Creator: creación de aplicaciones.
- Quickbase: para la gestión de proyectos.
Democratización de aplicaciones
No cabe duda de que el boom de estas herramientas es una gran oportunidad para democratizar la creación de aplicaciones. Todo esto, disponibilizando entornos de creación muy intuitivos, a precios competitivos y con pequeños tiempos para la puesta en marcha.
Además, permiten enfocarse en las soluciones y necesidades reales del negocio; y ahorrarse el ingresar al complejo mundo del desarrollo de software.
Sin embargo, no se trata de verdaderas panaceas. El nivel de flexibilidad evidentemente es limitado. Los aspectos de seguridad también están sujetos a estar en tela de juicio, principalmente por dos aspectos: potenciales vulnerabilidades propias de un desarrollo de software al cual no tenemos acceso y, una cuestión no menor, nuestros datos pueden quedar en manos no deseadas (para esto, leer con detalle los servicios/contratos ofrecidos).
Conclusión
Tanto las plataformas No-Code como las Low-Code, posibilitan disminuir el time to market y poder entregar un producto de software rápidamente. Se ajustan de muy buena manera para crear un MVP tempranamente y evaluar una solución con clientes reales. Pero, por ahora, la única manera de contar con una solución realmente robusta, flexible, segura y escalable es mediante el desarrollo de aplicaciones, utilizando técnicas de ingeniera de software e involucrando a cada uno de los interesados durante todo el proceso.
